Con 14 años llegó al primer equipo y en 1984 hizo su debut. Un debut soñado para cualquier futbolista que lo desearía. 2 goles a los pavos del cristal. De ahí su carrera iba a ser meteorica, pero el destino quiso que no fuera así. Sus tobilleras rusticas, hechas con vendas, quedaron como cábala, y de ahí ese apelativo. Lucho o Potrillo (esa gran definición para la camada de jugadores de la cantera blanquiazul) Con un dribling endiablado, corría por ambos lados, marcaba de cabeza y hasta de chalaca y con una sencilla celebración; Mandar besos volados a la tribuna. Seleccionado juvenil y mayor. Se le recuerda por los goles a las gallinas en esa goleada del 5 a 1 y aquel gol legítimo que le marco a Argentina en un campeonato sub 19. y le fue anulado. La suerte en el no ganar un campeonato nacional, tal vez haya sido muy injusto. Aquella final perdida contra los santos, en 1986, cuando claramente el conjunto grone, fue muy superior. El Potrillo vive en la historia blanquiazul y es una leyenda de nuestros colores. Su cuerpo nunca apareció, pero su imagen juvenil, sus goles, su sonrisa queda en nuestros corazones. A pesar que algunos desemerecen su nivel, debido a su actitud un poco soberbia (cosa que nunca se demostró) Un servidor lo llego a ver, y para mi, una sonrisa humilde vale por mil palabras. Aún tengo en mi memoria ese gol, su ultimo gol a las gallinas, gol de cabeza, su ultimo clásico Alianza 1, gallinas 0. A pesar que lo escuche por la radio. Y leía la crónica del encuentro en aquel desaparecido diario "la tercera" Y ese gol de medía tijera que marco en el arco sur de Matute, al Huaral. Y su participación el la Copa Libertadores, en la unica que participo. ¡El Potrillo vive!
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